1. Aprovechar el sol: a través de las ventanas se puede llegar a absorber casi un 90% de la energía solar que calienta un hogar. Por eso, durante el día conviene mantener las persianas y cortinas recogidas, para que entre todo el calor posible.

2. Ventilar en el momento adecuado: lo mejor es aprovechar las horas de la mañana en las que más penetre el sol, y hacerlo durante tan solo 10 o 15 minutos.

3. Mantener la temperatura constante durante todo el día: los expertos recomiendan tener la vivienda a 21 grados. 

4. Utilizar la tela como aislante: cuando cae la noche o el día es lluvioso las cortinas y persianas pasan a tener un papel clave y reducen la sensación de frío, ya que la tela sirve de aislante.

5. Tener las ventanas en buen estado: es uno de los factores que más influye tanto en el aislamiento acústico como térmico, y puede suponer un ahorro en la factura de la calefacción de hasta el 60%. Conviene revisar el sellado y el cerramiento antes de que llegue la época más fría del año.

6. Controlar los huecos del edificio: hay que vigilar que el resto de la vivienda, más allá de las ventanas y las puertas, no tenga grietas o pequeños huecos por los que se cuele el frío.

7. Hay muchas maneras de abrir una ventana, aunque la más recomendable para mantener una temperatura adecuada en el hogar son las que tienen un sistema de hojas abatibles que evitan los puntos de fuga.

8. Si los suelos de la vivienda no son de parquet, las alfombras ayudarán a absorber el frío de las baldosas. Cuanto más gruesas sean y mejor se adapten a las bajas temperaturas, mejor harán su función.

9. Para evitar que el calor escape por la parte de abajo de la puerta principal de la vivienda conviene colocar burletes y adhesivos para mejorar el aislamiento y ahorrar entre un 5 y un 10% de energía.

10. El sistema de calefacción debe estar en buen estado. Además, los radiadores conviene purgarlos, por lo menos, una vez al año