Para encontrar una iluminación en nuestra casa que sea energéticamente eficiente, lo más básico que hay que saber es cómo de eficiente es cada tipo de bombilla que vamos a usar. A continuación damos una breve, pero muy útil descripción de cuán eficiente son las fuentes de  luz más usuales en el hogar que esperamos os sean de utilidad a la hora de decidir el tipo de fuente lumínica  a instalar:

1. Los LEDs son increíblemente eficientes energéticamente, tienen una larga vida, son regulables, generan poco calor y son muy pequeños en tamaño.

Los diodos emisores de luz, con cuyas siglas en ingles son más conocidos (LEDs), son la última tecnología en el mundo de la iluminación. Puesto que el uso de los LEDs como fuente de iluminación es bastante reciente, hay que tener un poco de cuidado a la hora de escoger los que mejor se adecúen a nuestro hogar. Habrá que tener en cuenta:

• El índice de representación de color (CRI), es decir la capacidad que tiene una fuente de luz para representar los colores con precisión. El valor mínimo que deberemos pedir en nuestros LEDs será 80.
• La temperatura del color, que da una idea de cómo se verá la luz realmente. Se mide en grados Kelvin. Cuanto mayor sea su valor, más azul será la fuente de luz. Luz incandescente se encuentra en el rango de los 2700K a 3000K. Estos valeros son los que se recomiendan escoger en los LEDs para casa puesto que proporcionan un ambiente muy natural. Es conveniente que no alcancen valores por encima de los 4000K a menos que queramos crear una ambiente extremadamente “fashion” en nuestro hogar.
• Los lumen, o lo que es lo mismo, la cantidad de luz que dan. Generalmente, cuando compramos bombillas de otro tipo, lo que miramos son los vatios (consumo de energía), pero de en este caso, al tratarse de tecnología eficiente, se trata de una medida inadecuada. Lo que tenemos que mirar a la hora de comprar los LEDs son los lumens. Para averiguar la relación entre la luz que da una bombilla incandescente con los vatios que consume y así saber que LEDs escoger que de la misma luz, sólo hay que echar un vistazo a la tabla:

2. La alta eficiencia de los tubos fluorescentes.

Para la cantidad de energía consumida, las luces fluorescentes emiten una cantidad sorprendente luz, ya que su rendimiento lumínico es muy elevado. Además están disponibles en varias tonalidades adecuadas para su instalación en el hogar como son “blanco cálido“, “blanco neutral“, “blanco frío” y “luz del día.” El primero de ellos es quizá el más usado en casas al semejarse a la luz de las bombillas incandescentes que son a las que más estamos acostumbrados. Lo ideal es que tenga un CRI superior a 80 Y una temperatura del color de 3000K o inferior.

Para evitar zumbidos incómodos o el molesto parpadeo de los tubos, se recomienda usar dispositivos externos como el balasto electrónico.

Aunque los fluorescentes son recomendables a la hora de ahorrar en el consumo energético del hogar, no dejan de ser altamente contaminantes, por lo que, una vez agotada su vida útil hay que llevarlo necesariamente a un punto verde para su correcto tratamiento.

3. Luces incandescentes, las menos eficientes de todas.

Dentro de este grupo de lámparas se distinguen dos tipo:

1.      Las bombillas convencionales:

Son las de mayor consumo eléctrico, las más baratas y menor duración (1.000 horas).  Sólo aprovechan el 5% de la energía eléctrica que consumen para iluminar, el 95% restante se pierde en forma de calor. Con el tiempo van emitiendo menos luz pero siguen consumiendo lo mismo.

En 2009, una Directiva de la Unión Europea estableció un plazo para que en los estados miembros dejaran de fabricar y comercializar lámparas incandescentes. El 1 de septiembre de 2009 se prohibió la fabricación y distribución de lámparas de potencia igual o superior a 100 W y el 1 de septiembre de 2010 las lámparas de 75 W. Un año después, el 1 de septiembre de 2011, las lámparas de 60 W y, por último, el 1 de septiembre de 2012 se retiraron las lámparas de 40 y 25 W.

Este es el motivo por el que ya no las encontramos en el mercado, aunque es muy probable que aún tengas por casa unas cuantas. Se puede optimizar su uso con reguladores de luz.

2.      Luces  halógenas y con  xenón

Son un poco más eficientes que las incandescentes estándar, con una vida útil más larga (2000 horas) por llevar un gas halógeno o xenón en la envolvente de vidrio de la bombilla, pero lo mejor es que evitemos su nueva adquisición y en su lugar usemos bombillas de bajo consumo o tipo LED.